Al recuperar la tranquilidad
de la noche, se me hizo mañana.
Mañana extraña en su luz,
apagada de aquel color vital,
en su verde esperanza.
Esperanza, de amanecer de nuevo
con un saco lleno de ilusiones
olvidadas por el camino.
Camino, encontrado por casualidad
y dedicado a trotar por nuevos
campos labrados con esfuerzo.
Esfuerzo al sentirme respirar cansado
a la mitad de mi vida, sin que nadie
me asegure ver un nuevo amanecer.
Amanecer otra vez, será el premio
de la constancia en el dia a dia,
de mi lucha interior por aquello
que creo que quiero.
Edu, escrit al juny del 2010.
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